Novena a la Virgen de la Merced

¡Oh! Virgen Amada de la Merced.

Eres Redentora de Cautivos y Reina en la tierra y en el cielo.

Hoy nos postramos ante tu altar
porque queremos solicitar tus auxilios
y pedir tu bendición de Madre.

Atiende nuestra súplica.

Por favor, no nos abandones.

Te pedimos ruegues al Señor por nosotros.

Amén.

Santísima Madre, tú,
Virgen María,
que bajaste del cielo
y desde el primer instante de tu vida
fuiste como zarza milagrosa,
te imploramos que no nos tropecemos con la brasa
ni nos toquen las llamas de la impureza,
para que mi corazón exhale fragancias de pureza.

Amén.

Tres Ave Marías
y pedir la gracia del Señor
para que nos acompañe siempre en nuestras vidas.

¡Señor mío, Jesucristo!
Tú que eres mi Dios,
me pesa de todo corazón de haberte ofendido.

Propongo no volver a pecar con la
ayuda de tu divina gracia.

Por eso me confieso y cumplo con la penitencia.

Amén.

Dios mío,
tú que con la vara de Moisés diste a conocer al Faraón
la eficacia de tu Divino Poder,
hoy queremos rogarte que intercedas
ante la Virgen de la Merced
para que inundes mi pobre corazón con mucho amor,
para que yo pueda romper todas las cadenas de mis culpas.

Amén.

Rezar 3 Aves Marías
y pedir la gracia que se desea obtener.

Con nuestra mano hacemos la señal
de la Santa Cruz para que nos libre de nuestros enemigos.

Lo pedimos en el nombre del Padre, del hijo
y también del Espíritu Santo.

Amén.

Dios mío tú que libras a los presos del cautiverio,
dando a los israelitas una columna de esperanza y consuelo,
te imploro intercedas mediante
la Santísima Virgen de la Merced,
para que consigamos vernos libres.

Merecemos tu piedad oh Señor.

Amén.

Dulce Jesús,
tú que eres hijo de nuestra amada María,
te imploramos para que experimentemos
el poder del cielo para que tu padre
nos defienda del enemigo que nos acecha.

Te pedimos Señor que nos protejas de todo mal
y peligro por toda la eternidad.

Amén.

Cuando llegue este momento,
recuerda pedir por los presos,
los cautivos y las personas
que requieren libertad en estos tiempos.

Piadoso Señor,
tú que eres un padre amoroso
y benigno con tus hijos pecadores,
te suplicamos nos liberes de este castigo
y nos concedas la libertad con
tu divina gracia y misericordia.

Eres nuestro refugio seguro en tiempos de cautiverio.

Te lo pedimos por nuestra amada Virgen de la Merced.

Amén.

Amadísima Virgen,
yo te venero con todo mi corazón.

Virgen purísima y castísima,
acude con todos tus ángeles del
paraíso a atender mi súplica.

Ante ti consagro mi alma.

Amén.

Dios mío de la misericordia,
tú que mediante la reina Esther
lograste librar a todos los israelitas
de la sentencia de muerte, acudimos ante ti
para que nos libres de la muerte del pecado
y nos concedas la libertad de los hijos de Dios
que están viviendo injustamente en cautiverio.

Concedemos la gracia de vivir
eternamente en libertad.

Rezar 3 Ave Marías
y elevar plegarias al Señor
para que nuestros ruegos sean escuchados.

Cantar Salve María
y acompañarlos con lecturas de pasajes bíblicos
para honrar y alabar a nuestra madre celestial.

Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
tú que coronaste a la Santísima Virgen de la Merced
y le concediste la gracia de ser madre,
venimos ante ti para suplicarte
nos otorgues el favor a tus hijos,
de liberarnos de las pestes.

Ten piedad Señor de nosotros,
para que nos libres de todo el mal que nos acecha.

Bendice nuestro camino
y líbranos de las tempestades.

Amén.

Alabar a nuestra madre con 3 Ave Marías
para que ella sea siempre santificada en cielo y en la tierra.

Amadísimo Dios,
que para librar del mal castigo de la muerte
a tu siervo Nabal, dispusiste que bajara del monte
la prudente Abigaíl, para postrarse ante el rey David,
venimos a suplicarte concedas nuestra petición
de otorgar libertad y entrada segura al cielo
para gozar de la gloria celestial.

Amén.

Gracia y paz a vosotros de parte de Dios
nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.

Rezar 3 Ave Marías
para que nuestra madre celestial escuche nuestras súplicas
y conceda la libertad de todos los presos y personas en cautiverio.

Dios, tú que eres el Señor
todopoderoso del Universo,
venimos ante ti para poner en tus manos todas nuestras penas.

Tú que te dignaste a bajar
para redimirnos de la esclavitud del pecado haciéndote hombre
en las purísimas entrañas de María.

Hoy queremos rogarte por ese infinito amor tuyo
que eligió a María para que fuera la madre de tu hijo.

Te pedimos que hagas que ella
derrame sobre nosotros una lluvia de sus bondades
para que logremos su intercesión
para gozar de la misericordia eterna.

Amén.

En este último día,
acudimos a ti Virgen de la Merced para solicitar tu misericordia,
patrona de los presos,
para implorarte, suplicarte y rogarte
por todos los presos por quienes hicimos esta novena.

Te lo pedimos amada María. Líbranos de todo mal,
Ruega por nosotros.

Amén.